El gobierno federal de Estados Unidos está procesando solicitudes de ciudadanía a un ritmo sin precedentes en la última década, reduciendo rápidamente el atraso acumulado durante la administración Trump y la pandemia de COVID-19. Cada semana, miles de inmigrantes se convierten en nuevos ciudadanos estadounidenses en ceremonias celebradas en juzgados, centros de convenciones y estadios deportivos en todo el país, justo a tiempo para participar en las elecciones presidenciales de este otoño.
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Este aumento en las naturalizaciones tiene un impacto potencial en estados clave como Georgia, Arizona, Nevada y Pensilvania, donde el número de votantes naturalizados en edad de sufragar sigue creciendo. Por ejemplo, en Savannah, Georgia, inmigrantes de 19 países participaron recientemente en una ceremonia para prestar juramento como ciudadanos estadounidenses.
Gladis Brown, originaria de Honduras y casada con un estadounidense, celebró la rapidez del proceso. “Mi caso se resolvió en menos de seis meses”, comentó, destacando su emoción por poder votar en las próximas elecciones. Este derecho al voto, exclusivo para ciudadanos, motiva a muchos residentes permanentes legales a naturalizarse, especialmente en un año electoral.
La administración de Joe Biden ha implementado varias medidas para agilizar el proceso de naturalización. Estas incluyen la contratación de más personal, el uso de nueva tecnología y la simplificación del formulario de solicitud. Además, aunque la tarifa de solicitud aumentó a $710 en abril, se han flexibilizado los criterios para que personas de bajos ingresos puedan acceder a descuentos.
Desde que Biden asumió el cargo en 2021, más de 3,3 millones de inmigrantes se han convertido en ciudadanos, gracias a un tiempo promedio de procesamiento que se ha reducido a 4,9 meses, comparable a los niveles de 2013 y 2014. Este ritmo contrasta con la administración Trump, que alargó los tiempos de revisión a 10 meses, impidiendo que unos 300.000 solicitantes obtuvieran su ciudadanía a tiempo para las elecciones de 2020.
El impacto de esta eficiencia no es menor. Según Xiao Wang, CEO de Boundless, cada nueva ciudadanía tiene el potencial de influir en escaños del Senado o incluso en la presidencia. Aunque la naturalización siempre ha gozado de apoyo bipartidista, su manejo se ha politizado en los últimos años, convirtiéndola en un tema crucial para el panorama electoral de Estados Unidos.
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